lunes, 18 de noviembre de 2019

(40) Anexo 09: El éxodo hacia España

ARAGÓN Y CATALUNYA

Ya se hicieron referencias a la diáspora de los cátaros cuando éstos fueron eliminados físicamente del Languedoc , en el sur de Francia. 

Recordemos en esencia, que los cátaros en su huida se dirigieron principalmente, aunque en pequeña escala, hacia el centro de Europa, Italia, Lombardía o a los Balcanes (Albania y Bosnia) , pero en España se concentró la mayor afluencia de ellos, sobre todo en el reino de Aragón y Cataluña, siendo de menor cuantía, por el resto de la Península, a saber, el Reino de Navarra o bien el Reino Castellano-Leonés.

La motivación esencial de los territorios donde los cátaros se fueron asentando, estriba primordialmente en el desastre de la Batalla de Muret por Pedro el Católico, lo que supuso perder la influencia de toda la región tolosana así como los sueños de la política catalana tras-pirenaica, tras lo cual los cátaros se vieron forzados a traspasar todos los pasos abruptos existentes a través de toda la cordillera de los Pirineos .

Los cátaros, aún a pesar de las adversidades, pudieron tener un tiempo de gloria, ya que el hijo de Pedro II de Aragón, Jaime I el Conquistador, abandonando definitivamente las apetencias expansionistas de su padre, dirigió su dedicación conquistadora más al sur, Valencia y Mallorca principalmente, teniendo necesidad de repoblar las tierras arrebatadas a los árabes, sin tener en cuenta ninguna ideología religiosa, lo cual en cierta manera favoreció la implantación cátara. Otro motivo fue sin duda el Camino de Santiago agilizando el establecimiento cátaro gracias a sus dotes tanto artesanales como financieras, que aprovecharon en sus constantes labores proselitistas. También aprendieron la lección del Languedoc referente a sus actuaciones, siguiendo una política mucho más discreta con el fin de pasar desapercibidos entre la población autóctona, sin exponerse tanto en la forma de vida o costumbres que les eran propias, sin renunciar por ello a las esencias cátaras .

Aun así los ojos de la Inquisición se prodigaban por todas partes, con el ánimo de seguir depredando a los "herejes cátaros", dándose el penoso caso del Obispo de Urgell en colaboración con el inquisidor Pierre de Ténès, dando buena cuenta de muchos huidos, puesto que, incluso tras cuarenta y dos años de la muerte del vizconde Arnau de Castellbó, la Inquisición hizo desenterrar su cadáver y el de Ermesenda de Castellbó para profanarlos y arrojados a la hoguera, por haber sido antaño protectores de los cátaros, la misma suerte corrió el conde Ramón de Josa, al que exhumaron del convento de Santa Caterina de Barcelona.
Las principales formas en el camuflaje de los cátaros durante el traspaso de los Pirineos fueron muy peculiares al aprovechar el tránsito de carruajes, junto con la trashumancia de caballos y ganado en general que eran transportados por medio de los pastores galos, sin que en un principio los cátaros fuesen reconocidos, con el mismo propósito se confundían con los buhoneros, mediante  los cuales se les permitía transportar toda clase de objetos comunes, vajillas menajes de cocina, etc. Fue de una gran importancia la profesión de tejedores propiciando que en Cataluña se activara de forma importante la industria textil lanera precisamente por la introducción de esta característica actividad cátara .

Los principales lugares de asentamientos cátaros, fueron el Valle de Arán, Andorra, Castellbó, Puigcerdà Bagá, Berga, Tirvia, La Seu d’Urgell, Lleida, Cervera, Montblanc, Gandesa, entre otras muchas poblaciones de este recorrido hacia el sur, llegando a la Corona de Aragón, Gandesa, Flix, Calanda, Ulldecona, Peñíscola y Morella, población donde ya se explicó que residió el que se considera como el último Bon Home, Belibaste  que fue descubierto por la Inquisición y a raíz de una traición por uno de los suyos, fue apresado, llevado al Languedoc y quemado en la hoguera del patio del castillo de Villerouge-Termenès en 1321.

Otra gran corriente en la huida de los cátaros, fue a través del puerto de Sonport en los Pirineos hacia Jaca, uniéndose al Camino de Santiago en Puente de la Reina. él siguiente paso importante pirenaico fue Roncesvalles, tránsito hacia Pamplona, también en el Puente de la Reina dirección a Navarra, Estella, Logroño, Santo Domingo de la Calzada, Burgos, Carrión de los Condes, Sahagún, León, Astorga, Ponferrada, y así culminar la peregrinación en Santiago de Compostela.

Mallorca igualmente resultó propicia para  los cátaros, donde Jaime I, tras la conquista a los árabes, tuvo necesidad de repoblar las tierras abandonadas por aquéllos.

Se ha de tener en cuenta la aportación cultural que llevaron a cabo los cátaros, ya que realizaron varias traducciones de la Biblia en lengua vulgar del Nuevo Testamento, que era la parte admitida del texto bíblico por ellos, tanto en lengua occitana como en catalán (aunque en esta última en menor medida) de tal manera que sus lecturas podían interpretarse sin necesidad de exegetas, al contrario de como ordenaba la Iglesia . El rey Alfonso II encargó una de estas biblias en romance al jurista Jaume de Montjuïc.  En la actualidad aún se conservan varias de estas biblias, a pesar del ahínco persecutorio de la Inquisición.

Tras breves resurgimientos de los cátaros, su doctrina y sus adeptos se fueron diluyendo al poco tiempo, por varias razones; la primera causada por las intensas persecuciones por razón de la ubicuidad inquisitorial que fue intensísima y muy bien organizada, donde no cabía la ocultación de los simpatizantes de los cátaros, puesto que por medio del terror y la intimidación, eran muchos los que denunciaban la herejía, hasta el extremo de que una simple voz o comentario desafortunado hacia la ortodoxia católica, era suficiente para sonsacarle al infeliz detenido cuanta información era requerida por la Inquisición, utilizando sistemáticamente la intimidación o la tortura. Por otra parte, gran mayoría de los Buenos Hombres ya habían sido aniquilados, motivos éstos por los que se fue perdiendo la esencia de la religión cátara, que, junto con el paulatino olvido de sus componentes, ésta dejó de existir prácticamente a finales del siglo XIV.

En un principio del crecimiento herético cátaro del siglo XII, los “ Perfectos ” del lado francés, ejercieron cierta influencia que se extendió a través de los Pirineos hacia el interior de la Península.
Fue en Andorra donde tuvo lugar un mayor arraigo cátaro, principalmente debido al idioma, los intereses comerciales así como lazos familiares, entre Cataluña, Aragón y Occitania, además de las mismas alianzas entre los "Perfectos" de Andorra y sus señores feudales, que vieron en esta ocasión la oportunidad de desafiar el poder de la Iglesia romana.

Con el fin organizativo de los cátaros , y el nombramiento de obispos, así como otros diversos cargos, se celebró el Concilio de Saint Félix de Caramán, en el Lauragais el año 1167, con la principal asistencia del papa Nicetas, bogomilo y obispo de Constantinopla, y donde participaron importantes personajes cátaros de Andorra. 

Parece ser que hubo también asentamientos cátaros en Navarra, concretamente en Baztán, siendo ya en aquella época muy conocido el camino de Santiago, donde se organizaron pequeños grupos aunque no tuvieron la importancia de Occitania .

Desde Galicia penetraron corrientes cátaras hacia Asturias, Logroño y León. Otra importante vía cátara se fue desplazando desde Cataluña hasta Castellón, Valencia y Alicante incluso pudieron penetrar en las Islas Baleares. 

Se sabe de un conocido cátaro, Roncelin de Fos, que fue señor de un pequeño puerto, conocido hoy como el estanque, mar o laguna de Berre, al sur de Francia, entre la desembocadura del río Ródano y la ciudad de Marsella, fue vasallo de los reyes de Mallorca, que a su vez dependían del reino de Aragón en tiempos del rey Pedro II, muerto en la Batalla de Muret. 

Existían importantes comunidades cátaras en Ciurana, perteneciente a Girona, y de un famoso “Perfecto" catalán llamado Guillén de Sant Melé, quien con otros miembros cátaros se reunían regularmente en la iglesia barcelonesa de Sant Pau del Camp, cuando aún no se producían fuertes persecuciones de herejes.

En Cataluña se daba la diferencia respecto a Occitania, en lo referente al nombramiento de mujeres como “Perfectas" no era debido a discriminación misógina, sino que, a diferencia del Languedoc, en Cataluña no se encontraban damas que se ofrecieran para este cargo, sin la influencia de los trovadores, haciendo éstos su aparición en tiempos posteriores, ya cuando las persecuciones arreciaron fuertemente.

En el interior de España, los cátaros tuvieron una presencia mucho más modesta, asentándose en pequeños núcleos de León, Burgos, Palencia, Astorga, Haro y puntos aislados en Asturias. Se concentraban algunos en la ruta jacobea, con el fin de prestar ayuda a todos aquellos compañeros cátaros, sobre todo en lo referente al comercio.
Tampoco se dio frecuentemente el caso del apoyo real en la acogida de los cátaros, a excepción de Pedro el Católico. 

Tras la caída de Montségur, principio del exterminio decretado por Inocencio III contra la herejía cátara, las cosas se pusieron mal, tanto por la acción de la cruzada anticátara como por los espías que iban acosando a todo aquel sospechoso de ser cátaro, gracias a la gran labor de los “pasadores" que, primero por dinero y después por humanidad, iban guiando por los bosques del Pirineo a todo aquél perseguido por su militancia cátara .

Tan solo el rey Jaime I, y de una manera muy discreta, favorecía la presencia de los cátaros por motivos de repoblación, al irse ganando territorios vacíos de los árabes, tras el avance de la Reconquista.

Tenían los cátaros en España un poderoso enemigo y perseguidor en Raimundo de Peñafort, al establecer la Inquisición una fuerte persecución por estas tierras, resultando de ello las numerosas hogueras que convirtieron en cenizas a no pocos cátaros .

Un acérrimo enemigo de los cátaros fue el rey Fernando III de Castilla y León, encendiendo numerosas piras para los herejes cátaros. Sin embargo, dice la leyenda leonesa, que se tenía a los cátaros como los “cristianos auténticos”.

Después de la definitiva derrota y extinción de los cátaros, quedaron en la Península grupos muy aislados y minoritarios, al igual que en el resto de Europa o países orientales, y aun hoy día existen asociaciones o sectas, que siguen a su manera los ritos esotéricos, pero sin ninguna significación política, religiosa ni social.


Fuentes: Wikipedia, losctaros.com, Afm Elierf
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